A mitad de semana, Fernando Zampedri igualó a Alberto Federico Acosta, eximio artillero cruzado de la década de los ’90, en la tabla de goleadores históricos de la UC. Días después, como estaba previsto que sucedería este año, lo superó. El Toro de Chajarí sigue escalando clasificación de anotadores de la franja, firme en su objetivo. “Lo pienso, lo hablo mucho con mi familia y me encantaría ser el goleador de este club, quedar en la verdadera historia, siento que se puede dar”, declaró el año pasado.
Amor desde el principio
La relación de Fernando Zampedri con Universidad Católica fue la de ese amor a primera vista que nos demoramos en asumir. Sabemos que nos conquisto con la mirada inicial. Sin embargo, en un inicio lo negamos. Dejamos pasar un tiempo hasta que aceptamos estar sumidos en el enamoramiento. En este caso, conquistados por el gol. La alegría máxima del fútbol. Guardada solo para algunos privilegiados que son capaces de anotar todos los fines de semana.
Cuando el oriundo de Chajarí arribó a la precordillera, proveniente de Rosario Central, venía de un largo período de inactividad. Una lesión en su tobillo izquierdo le impidió jugar por ocho meses en su complicado 2019. No obstante, en la UC, las alegrías llegaron de inmediato. Su primer partido oficial fue ante Colo Colo, en la Copa Chile. Ese día, los dirigidos por Ariel Holan no lograron avanzar a la final del certamen. Pero, solo días después, llegó la sacudida. El debut en el Campeonato Nacional 2020 fue ante Santiago Wanderers y el artillero demostró que venía a hacer historia. En Valparaíso marcó su primera cifra con la camiseta franjeada. Fue un taconazo para batir a Mauricio Viana en el triunfo por 3-0 del, en ese momento, bicampeón del fútbol chileno.
Pero el amorío entre Fernando Zampedri y las redes no inició ese día. Comenzó mucho antes y del otro lado de la cordillera. Le costó consolidar la relación, pero hoy llevan años juntos. Tuvo que pasar por Atlético Rafaela, Sportivo Belgrano, Crucero del Norte, Guillermo Brown, Boca Unidos y Juventud Unida, todos equipos de segunda y tercera de Argentina, antes de estrenarse la categoría de honor del balompié transandino. Llegó a Atlético Tucumán y sorprendió al país con una veintena de goles. Luego pasó a Rosario Central y se metió en el corazón canalla al ganar la Copa Argentina de 2018. En esa institución también desarrolló una entrañable amistad con Alfonso Parot. El Poncho, que militaba en el cuadro rosarino desde 2017, le hablaba al delantero de un club chileno que le vendría como anillo al dedo.
La Zampedrineta
Cuando Zampedri fue presentado en San Carlos, la UC venía de ganar dos títulos nacionales de manera consecutiva. Pero en esos torneos carecía de un goleador que marcara la diferencia en el área. Pese a conquistar las estrellas, seguía faltando un 9 que marcara la diferencia. David Llanos y Sebastián Sáez no desteñían, pero sus números tampoco descollaban. El Toro llegó por petición de Ariel Holan, quien vio en sus cualidades lo que necesitaba para finalizar las jugadas de sus dirigidos. “En otros momentos ya tuvo opciones de llevarme a otros clubes. Es muy importante que él me haya llamado, ya que queríamos trabajar juntos y su forma de juego me favorece muchísimo”, advertía el atacante.
Cumplió con creces. En ese primer año fue el goleador del Campeonato Nacional, con 20 dianas. Además, marcó otros cuatro tantos en la Copa Libertadores. A equipos de la envergadura de América de Cali, Internacional de Porto Alegre y Gremio. En la Sudamericana no se quedó atrás y se inscribió con otras tres conquistas. Pese a un inicio dubitativo en los primeros meses —venía tomando ritmo tras su tiempo lesionado—, cuando el fútbol volvió tras el parón pandémico, Zampedri venía con el cañón afinado. En esos meses, la mayoría de los cruzados se subieron a la Zampedrineta, expresión acuñada en las redes sociales, y las criticas se redujeron a cero. Nadie cuestionaba al goleador.
A la altura de los mejores
Pasaron los años y la cuota goleadora de Fernando Matías Zampedri no disminuyó. Hoy, con 35 años y tres temporadas en el fútbol chileno, es el delantero más respetado del medio. No ha dejado de convertir. Actualmente es el goleador del torneo nacional, con 9 goles en 13 partidos. También anotó dos en la tempranera eliminación de la UC en la Copa Sudamericana y nos salvó de un papelón en la Copa Chile. Pese al magro 2022, fue, por tercer año consecutivo, el máximo artillero del certamen. Es el trigoleador de campeonatos largos. En 2021 repitió con 23 celebraciones y el año pasado se encumbró con una cifra menor, pero que no fue superada: 18.
Elevado a la condición de referente, sus aspiraciones son grandes. Hoy está a 25 abrazos de ser el máximo goleador de la historia de Universidad Católica. En este momento también está a dos cifras de igualar al ídolo Milovan Mirosevic, quien tenía 96 goles al momento de su retiro. El Toro, en tres años y medio, se ha transformado en el referente de los niños cruzados. Quienes lo ven, quieren ser el goleador. Está en el corazón de todos. Incluso cuenta con la bendición de los grandes. “Todo jugador marca su historia. Como en su momento lo hizo Acosta, ahora lo logra Fernando”, declaró el Beto hace algún tiempo.